Necesitamos sitios donde sentirnos cómodos en nuestra ciudad del mismo modo que necesitamos lugares específicos (un sofá, el escritorio, un rincón de la habitación...) dónde sentirnos cómodos en casa. Lugares que se convierten en extensiones de nuestra casa, muchas veces más imprescindibles de lo que creemos. Estos negocios, en su mayoría pequeños, hacen que nuestras ciudades sean más habitables, más humanas.
Nuestra vida sería sin duda menos agradable si cerrase el bar de vinos y tapas de toda la vida, sin la pastelería con los mejores curasanes, sin la librería donde siempre encuentras lo que buscas, sin esa mercería tan bien surtida, sin la cafetería donde te sirven el café sólo con verte entrar por la puerta, o sin el kiosko donde puedes pasar horas eligiendo la prensa del domingo.
Cuando este verano vine a Madrid unos días para buscar el que hoy ya es nuestro piso, no las tenía todas conmigo. La ciudad me ha gustado siempre, pero nunca imaginé vivir aquí, no sé porqué, podría verme viviendo en otras muchas ciudades, pero Madrid, quizás por tan cercana o por tan conocida (eso creía yo entonces), nunca me llamó la atención.
En uno de nuestros paseos de agosto por el centro apareció ante mí La Central de Callao y fue como encontrar un oasis en el desierto, como encontrar una joya en medio de la vorágine de la plaza de Callao. El centro-centro de Madrid, el km cero siempre me pareció y me sigue pareciendo "terreno hostil", hay demasiada gente como para poder disfrutarlo, así que no podía creer que un local con tanto encanto pudiese existir en la zona más turística y menos humana de la ciudad.
Me pareció simplemente maravilloso, el negocio ideal: libros y café, o libros y vino, o libros y cena; tan sencillo y tan difícil de encontrar (afortunadamente cada vez menos). Pero como si no fuese suficiente, además se encuentra en una casa palacio, con techos con pinturas, con molduras de las de verdad, con escaleras de madera tan gastada que dan ganas de pasar la mano.
Unir libros con café y arquitectura es como crear el sitio perfecto, al menos para mí...
Añade que la planta baja está dedicada casi en su totalidad a libros de manualidades, que la zona de niños es espectacular de bonita (con bóbeda incluída) y de bien surtida (con mucha literatura en inglés de esa que me resultaba tan difícil encontrar). Añade que "El bistro" está decorado con el encanto de cualquier café de digno de Pinterest y que el patio de luces es una sopa de letras gigante (donde aún no hemos sido capaces ni de encontrar la mitad de la palabras) y entenderás porqué me quedé fascinada.
La central de Callao es ahora mi cafetería favorita si estoy en esta parte del centro-centro (por las mañanas y entre semana sobre todo), una de mis librerías de referencia (sobre todo infantil) y sin duda una parada obligada cuando vienen visitas. Por eso tenía que dedicarle un post, porque fue el primer local de esta ciudad que me dejó con la boca abierta (luego vendrían muchos otros, muchísimos..) y que me permitió intuir que Madrid y yo nos íbamos a entender muy, muy bien.
No creo que os descubra nada, muchos ya la conoceréis, pero para los que no, si venís a Madrid, reservad un ratito para tomar un té, una tarta, un brunch, o simplemente para deambular por sus distintos pisos y secciones, os advierto que es casi imposible salir sin comprar algo :-).
ohh que sitio tan bonito, me ha encantado, quiero ir a Madrid ya, pero mi marido que es muy gallego se agobia solo con la idea, necesita mar, mar y mar
ResponderEliminarYo también necesito mar, pero oye, por un fin de semana... y hay mucho que ver, si no lo convences, vente con amigas que siempre es un buen plan :-)
EliminarMuy chula! Me encanta La Central, es lo más y estoy contigo merece una visita siempre! :*
ResponderEliminarRaquel, qué bueno verte por aquí!!!, es uno de esos sitios que hacen que las ciudades valgan la pena, una maravilla!!
EliminarEste sitio me lo apunto ahora mismo que cualquier día de estos me aireo por los Madriles para que se me pase la morriña viguesa....
ResponderEliminarPues anímate, te hago ruta si quieres, no te imaginas la de cantidad de sitios bonitos que puedes encontrar. El viernes pasado, por ejemplo, encontramos una librería sólo de libros de montaña en el barrio de las letras impresionante, tipo refugio de montaña. Yo me paso el día con la boca abierta :-)
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