Que me encantan las velas no es ningún secreto, en casa siempre tenemos velas y farolillos suficientes para montar una boda :-). Así que hoy os dejo con un post exprés, con una idea muy simple y que ahora que llega el frío me parece ideal para darle un toque más cálido a la casa. Me gustan las velas para decorar, pero también soy de las que las enciendo siempre que puedo (no todo lo que me gustaría con dos niñas en casa..). También me gustan como regalo, me encanta regalar velas, es como regalar luz o calor, algo positivo, son perfectas para dar como detalle en un boda, o cualquier celebración.
Soy muy fan de las grandes de Zara Home, la de jazmín sobre todo, es el mejor ambientador que he encontrado. De hecho, viene mi familia a visitarme este fin de semana y les he pedido que se pasen por mi casa de Vigo a rescatar alguna :-) (no sin mis velas!!). Aunque últimamente también nos estamos haciendo muy fans de las de Mr. Wonderful. La que tengo de vainilla en mi mesilla de noche, en cuanto me descuido me la ha birlado mi hija pequeña, y la entiendo, porque huele tan bien...
Pero me centro, porque llega el otoño y la casa tiene que ser ese sitio al que apetece volver después de un día de frío en el parque (la de horas que nos pasamos las madres en el parque...) y ya no digamos después de un día de temporal (ya me han soplado que en Galicia habéis tenido el primero, y me han mandado fotos, vídeos y todo tipo de reportajes :-), cómo somos los gallegos, lo qué nos gusta hablar del tiempo..), así que este post es una idea que reune dos cosas que sin duda son sinónimo de calidez: velas y tazas.
Había visto en muchas revistas de decoración velas dentro de tazas, pero nunca las he visto a la venta. Me pareció tan buena idea combinar las dos cosas, que tenía que probar a hacerlo. Y es tan fácil que creo que me voy a aficionar a poner velas en cualquier recipiente :-). Normalmente he visto este tipo de velas en tazas de te de colores pastel, de porcelana más fina, pero a mí me apeteció utilizar esta taza rustica que es bastante más grande (tipo tazón de desayuno) y que compramos hace tiempo en Pórtico.
Como no quería complicarme en buscar cera para fundir, utilicé tres velas pequeñas que ya tenía, una la reservé y las otras dos las desmenucé con un cuchillo y las puse a baño maría para que se derritiesen del todo. Fui rellenando la taza a capas, cuando se quedaba seca la de abajo, echaba un poco más de cera, de este modo pude colocar la última vela en el centro sin que se hundiese y cubrirla con cera caliente al rededor.
Y ahí está mi vela en color naranja para dar la bienvenida al otoño, porque aquí no habrá temporales (por ahora), pero el frío ya se empieza a amenazar...
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