Pues sí, buzón, tú antes molabas, antes eras una caja a la que llegaban cosas buenas como postales de amigos que se habían ido por Europa, cartas, (sí soy tan mayor que he recibido cartas de verdad, en papel, manuscritas!!). Sí, eso existía, os lo prometo, y hasta podías encontrar cosas pequeñas que pedías por correo (recuerdo con especial ilusión una tarta de fresa diminuta que olía a fresa).
Buzón, tú antes molabas, mucho antes de que sólo te dignases a ofrecer catálogos del supermercado y cartas del banco. Pero todos sabemos que la Navidad es tu última gran oportunidad, porque en Navidad todavía hay posibilidades de que entre todos esos folletos del restaurante chino de la esquina que tanto te gustan, aparezcan alguna postal. Y esa es una de las mejores cosas de la Navidad, ya si estás fuera, ni te cuento...
Y este año, por una vez he conseguido aportar mi granito de arena a la popularidad de los buzones del mundo y mandar nuestras postales a tiempo!! porque he de reconocer que siempre empezamos con muy buenas intenciones y luego no os imagináis la de postales que han quedado escritas y metidas en sobres olvidadas en casa... qué rabia da... sobre todo por no encontrar la dirección de algún amigo (gracias a Dios ahora existe Google maps, aunque ya os contaré si llegan todas, que esa es otra claro...)
Porque la familia siempre lo agradece, porque siempre hay amigos a los que decirles algo importante, porque una de mis cartas le alegró el día a mi amiga Paula, y porque eso me alegró el día a mí también, porque es la mejor manera de decir que las echas mucho de menos, porque estoy en medio de un momento ñoño de enganche a las Chicas Gilmore... y por muchas otras razones, esta es una tradición que no debería perderse!!
Y volviendo a nuestra tarde rodeada de rotuladores, tarjetas de Hema (somos muy adictas, esa tienda es una perdición, y no, no me pagan por la publicidad...) y árboles de nido de abeja de Ikea, (que después pueden sacar de la tarjeta y utilizar como adorno); empezaron a salir cosas bastante riquiñas :-)
Para ambientar más el momento, este buzón de Tiger (que fue un autentico flechazo) decorado, cómo no, con rotulador de tiza blanco.
Así que si este año os da pereza escribir en papel, salid del sofá y haced el esfuerzo, si no lo hacéis por vuestros amigos, hacedlo por los buzones :-).
Buzón, tú antes molabas, mucho antes de que sólo te dignases a ofrecer catálogos del supermercado y cartas del banco. Pero todos sabemos que la Navidad es tu última gran oportunidad, porque en Navidad todavía hay posibilidades de que entre todos esos folletos del restaurante chino de la esquina que tanto te gustan, aparezcan alguna postal. Y esa es una de las mejores cosas de la Navidad, ya si estás fuera, ni te cuento...
Y este año, por una vez he conseguido aportar mi granito de arena a la popularidad de los buzones del mundo y mandar nuestras postales a tiempo!! porque he de reconocer que siempre empezamos con muy buenas intenciones y luego no os imagináis la de postales que han quedado escritas y metidas en sobres olvidadas en casa... qué rabia da... sobre todo por no encontrar la dirección de algún amigo (gracias a Dios ahora existe Google maps, aunque ya os contaré si llegan todas, que esa es otra claro...)
Porque la familia siempre lo agradece, porque siempre hay amigos a los que decirles algo importante, porque una de mis cartas le alegró el día a mi amiga Paula, y porque eso me alegró el día a mí también, porque es la mejor manera de decir que las echas mucho de menos, porque estoy en medio de un momento ñoño de enganche a las Chicas Gilmore... y por muchas otras razones, esta es una tradición que no debería perderse!!
Y ya de ponerse a escribir, mejor sacar rotuladores, washis, pinturas y hasta un sello de lacre que teníamos olvidado en un cajón (esto fue un poco churro, la verdad, se ve que no somos muy del siglo XIX...)
Si por alguna absurda razón creéis que no se os va a dar bien o necesitáis inspiración, mi querida Sami Garra es un experta en Snail mail ( y la culpable de que ya nuestras cartas no sean sosas nunca más) y en su blog e Instagram tenéis un montón de ideas, también da cursos específicos por si queréis ser todavía más pro. De verdad que os los recomiendo, ella tiene un talento especial para comunicar, y me parecen mucho más relajantes que el yoga :-)Y volviendo a nuestra tarde rodeada de rotuladores, tarjetas de Hema (somos muy adictas, esa tienda es una perdición, y no, no me pagan por la publicidad...) y árboles de nido de abeja de Ikea, (que después pueden sacar de la tarjeta y utilizar como adorno); empezaron a salir cosas bastante riquiñas :-)
Para ambientar más el momento, este buzón de Tiger (que fue un autentico flechazo) decorado, cómo no, con rotulador de tiza blanco.
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