El museo que escondía tesoros.

Una de las cosas que más me gusta de Madrid es que está llena de Museos y os puedo asegurar que a estas alturas (para tortura de mis hijas...) casi nos los hemos visto todos. Algunos nos han impactado de verdad y otros son absolutamente prescindibles. 

En mi colaboración mensual con Little Vigo ya os apuntaba los que yo recomiendo para ir con niños (iré aumentando esta lista, seguro), pero hoy os dejo con un museo que recomiendo para niños, familias, jubilados, solteros, casados, amantes, andantes... porque es tan bonito que nadie debería perdérselo y desde luego se merecía entrar en nuestra sección de #madridparaprincipiantes.

Y lo curioso es que tardamos muchísimo en visitarlo, porque su nombre "Museo Geominero", qué queréis que os diga...? pues como que no entran ganas de salir corriendo a comprar las entradas, no??. A mi marido le encantan las piedras, pero yo de piedras y minas reconozco que sólo me gustaron las minas de sal de Wieliczka en Polonia (un sitio muy recomendable por lo extrañísimo que es). Pero vamos, que ver piedras en Madrid, no me parecía el mejor de los planes y como muchas otras veces, esta ciudad me hizo ver lo equivocada de estaba, porque este museo tiene un autentico tesoro dentro, y no son sólo las piedras que custodia...

El museo impresiona por su magnífico edificio de los años 20, por su distribución de tres plantas abiertas a un espacio único. A mi marido le atraen las piedras, pero a mí la arquitectura, así que este es de esos espacios donde podría pasarme la tarde leyendo tranquilamente (hay sillones cómodos, bien!, pero qué listos eran en los años veinte...), donde puedes  ir con los niños y dejarlos disfrutar de las vitrinas a su aire porque no los pierdes de vista en ningún momento, donde puedes cobijarte una de esas mañanas de frío furioso de invierno madrileño y simplemente pasear y sorprenderte con la increíble vidriera, con la magnífica entrada, con las escaleras de caracol de hierro fundido en cada una de sus esquinas que comunican las tres plantas...

Por supuesto a los niños les atraerán más los restos fósiles, las piedras preciosas, los meteoritos (las piedras no me dicen nada, pero adoro los meteoritos, ¿no os fascinan??), y las distintas piedras también claro, porque a poco curiosos que sean encontrarán alguna que les llame la atención (incluso yo también). 

No dejo de maravillarme de la arquitectura de los grandes edificios de principios del siglo veinte, qué difícil sería ahora construir algo así de acogedor, y es que el cemento pulido está muy bien señores arquitectos, pero no para todo... El museo es un pequeño tesoro escondido en el centro de Madrid, uno de esos rincones apartados de las rutas turísticas tradicionales que realmente vale la pena visitar. Uno de esos sitios que te reconcilia con el mundo y que tienen la capacidad de convertir en entrañables hasta a las grandes ciudades.