Este es un post personal, porque sí, porque la persona a lo
que va dirigido se lo merece. Y esa persona es mi amiga Marta que mañana se
casa. Marta está a la derecha de esta
foto que es una de mis preferidas de Estocolmo, la rubia estupenda a la izquierda es Cristina de Sweet Scandinavia, mi amiga
inquieta. Tan inquieta que nos obliga a visitarla allá donde va y que en aquel
momento nos permitió tener una excusa para conocer un poquito de Suecia.
Pero hoy hablamos de Marta, que se casa y que es estupenda, porque desde que la conozco (en la facultad, vestida de marrón :-)) ha cambiado tanto... pero sigue siendo la misma, la misma persona que cuando sonríe, resplandece (lo sé, me pongo cursi), pero es que resplandece, en serio y cuando Marta es feliz, tiene la capacidad de contagiarlo. Es de esas personas que aportan cosas buenas a tú vida, esas personas tan necesarias...lo mejor que me llevé de la facultad, sin ninguna duda, mi grupo de amigas.
Pero hoy hablamos de Marta, que se casa y que es estupenda, porque desde que la conozco (en la facultad, vestida de marrón :-)) ha cambiado tanto... pero sigue siendo la misma, la misma persona que cuando sonríe, resplandece (lo sé, me pongo cursi), pero es que resplandece, en serio y cuando Marta es feliz, tiene la capacidad de contagiarlo. Es de esas personas que aportan cosas buenas a tú vida, esas personas tan necesarias...lo mejor que me llevé de la facultad, sin ninguna duda, mi grupo de amigas.
Desde la universidad han pasado muchas cosas, hay anécdotas para
rellenar muchos post, hay muchas historias, más tristes y menos tristes, muchísimos
momentos de alegría, muchas conversaciones delante de un vino (o dos....), muchos
cafés, y muchos momentos tontunos (cierto pellizco, la coreana y el caballo de Pippi Langstrumpf siempre me
harán reír).
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