Este fin-de-semana-puente-gigante nos ha venido fenomenal para muchas cosas, porque aunque pretendíamos descansar (y, creedme, lo hemos hecho) también hemos podido hacer planes que siempre se nos quedan atrás como ir a Toledo a pasear. Y Toledo en otoño siempre es una buena idea, en serio, a pesar de la cantidad de gente que piensa lo mismo y abarrota un poco las calles, con tal de salir de la ruta principal, listo, desconexión de la city a una hora de coche que no viene nada mal.